Uso de ácidos grasos omega-3 en niños y adolescentes

David R. Rosenberg, M.D.

Profesor y presidente del Department of Psychiatry and Behavioral Neurosciences,
Jefe de psiquiatría y psicología infantil,
WSU School of Medicine,
Detroit, Michigan

  • La suplementación con ácidos grasos omega-3 proporciona cierto beneficio en niños y adolescentes con trastornos afectivos o TDAH.
  • La calidad general de la evidencia es baja y no se pueden ofrecer recomendaciones concluyentes.
  • No utilizar la suplementación de ácidos grasos omega-3 como reemplazo de los tratamientos habituales.
  • Los efectos adversos de los ácidos grasos omega-3 suelen ser leves.
  • Utilizarlos con precaución en pacientes que toman anticoagulantes.
  • La suplementación con ácidos grasos omega-3 podría ser razonable en jóvenes con trastornos afectivos, TEA y TDAH.

Pasemos a la tercera charla: uso de ácidos grasos omega-3 en niños y adolescentes.

Los ácidos grasos omega-3 son ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga que provienen de fuentes vegetales y marinas.

Los dos ácidos grasos omega-3 de principal interés, para posibles indicaciones psiquiátricas, son el ácido eicosapentaenoico, EPA para abreviar, y más fácil de pronunciar, y el ácido docosahexaenoico o DHA para abreviar.

Los ácidos grasos omega-3 son esenciales para el funcionamiento y desarrollo del cerebro. También, son un componente esencial de la membrana neuronal y son imprescindibles para su funcionamiento óptimo. Además, sirven como sustratos para la producción de los eicosanoides, es decir, las prostaglandinas necesarias para la comunicación celular y la regulación inmunitaria.

Asimismo, los ácidos grasos omega-3 demostraron tener importantes propiedades antiinflamatorias e inmunosupresoras que podrían ser útiles para tratar diversos trastornos psiquiátricos y no psiquiátricos.

Pasemos a las posibles indicaciones de los ácidos grasos omega-3.

El primer diagnóstico que vamos a considerar va a ser el trastorno depresivo mayor, ya que se trata de un área de investigación en auge en cuanto al rol de la inflamación en la depresión y el uso de antiinflamatorios para tratarla.

Solo se completaron dos ensayos controlados aleatorizados que comparan la eficacia de la suplementación con ácidos grasos omega-3 frente al placebo en niños con depresión.

Los resultados de un primer ensayo controlado aleatorizado con una muestra pequeña, así como un ensayo controlado aleatorizado más reciente con una muestra más grande, sugieren que la suplementación con omega-3 mejoró significativamente la gravedad de la depresión en comparación con el placebo.

En su conjunto, la evidencia actual sugiere que la suplementación con omega-3 aporta un efecto entre leve y moderado al tratamiento antidepresivo estándar en niños y adolescentes con depresión en comparación con el placebo.

Sin embargo, la calidad general de esta evidencia se considera baja.

A pesar del escaso efecto del tratamiento, la suplementación con omega-3 es segura. Además, es sencilla, barata y razonable, dado los posibles beneficios cardiovasculares.

Si bien se requiere más evidencia a partir de ensayos controlados aleatorizados, la suplementación con omega-3 podría ser razonable en jóvenes con trastorno depresivo mayor, mientras se realizan investigaciones más concluyentes.

Asimismo, considero que otra área importante de investigación es la suplementación en pacientes que reciben terapia sin fármacos, psicoterapia, terapia cognitiva conductual.

Veamos su posible indicación para el trastorno bipolar.
  
Hasta el momento, se realizaron dos estudios abiertos y un ensayo controlado aleatorizado que analizaron la eficacia de los ácidos grasos omega-3 para el tratamiento del trastorno bipolar pediátrico.

Ambos estudios abiertos mostraron una escasa mejora de los síntomas maníacos en los jóvenes con trastorno bipolar. Sin embargo, solo un pequeño porcentaje experimentó una disminución superior al 50 % en la en la Escala de Young para la Evaluación de la Manía (YMRS, por sus siglas en inglés).

Un reciente ensayo controlado aleatorizado que comparaba la combinación de ácidos grasos omega-3 con la psicoeducación, descubrió que el tratamiento combinado se asociaba con una mayor mejoría de los síntomas depresivos pero no de los maníacos, aunque los síntomas maníacos también disminuyeron durante el estudio.

Se realizó un estudio de seguimiento entre dos y cinco años después del ensayo controlado aleatorizado para evaluar los efectos a largo plazo de la terapia combinada, pero no se encontraron diferencias significativas en los resultados entre los que fueron tratados con ácidos grasos omega-3 en comparación con los que no lo fueron.

A pesar de los resultados contradictorios y del escaso efecto del tratamiento observado en los estudios actuales, los ácidos grasos omega-3 pueden seguir siendo una opción de tratamiento viable debido a su perfil relativamente seguro y a otros beneficios.

Dicho esto, se necesitan más estudios para determinar si la suplementación con omega-3 podría ser beneficiosa para el trastorno bipolar pediátrico.

Trastorno del espectro del autismo. Se trata de un área muy interesante y en crecimiento por diversas razones.

Los ácidos grasos omega-3 fueron estudiados como un posible tratamiento para el trastorno del espectro del autismo, específicamente para el síntoma asociado de la hiperactividad. A pesar del entusiasmo y del modelo mecanicista, en términos de investigación, la mayoría de los estudios no lograron demostrar una significación estadística en la mejora de los síntomas centrales del autismo o de la hiperactividad.

Tres ensayos controlados aleatorizados observaron una tendencia a la mejora de la hiperactividad en comparación con el placebo.

Sin embargo, ninguno de los estudios alcanzó una significación estadística y no se observaron efectos en el retraimiento social, la irritabilidad, el lenguaje inapropiado o las estereotipias, según la Lista de Verificación de Comportamientos de Autismo.

Debido a que los ensayos controlados aleatorizados y los estudios abiertos no mostraron efectos estadísticamente significativos, la evidencia sobre la suplementación con omega-3 para el trastorno del espectro del autismo es baja.

No obstante, la suplementación con omega-3 es segura y su uso puede ser razonable para el trastorno del espectro del autismo, mientras se realizan investigaciones más concluyentes.

Pasemos a las posibles indicaciones para el TDAH.

Tanto los ácidos grasos poliinsaturados (PUFAs, por sus siglas en inglés) omega-3 como los omega-6 fueron estudiados en profundidad como posibles tratamientos para los niños con TDAH.

De hecho, se publicaron 16 ensayos controlados aleatorizados que estudiaron la eficacia de la suplementación con PUFAs en niños con TDAH, así como dos metaanálisis y una revisión Cochrane.

Los resultados de estos estudios observaron que los niños con TDAH tenían niveles más bajos de omega-3 y omega-6 en comparación con los controles.

La evidencia de un metaanálisis de 10 ensayos, que incluía información de 700 niños, encontró un efecto significativo, aunque pequeño, de la suplementación con PUFAs para los síntomas del TDAH, así como una pendiente significativa dosis-respuesta, con una mayor respuesta en los que utilizaban concentraciones más altas de EPA.

Un metaanálisis anterior también concluyó que los ácidos grasos omega-3 pueden ser un posible suplemento de los tratamientos habituales.

Sin embargo, una revisión Cochrane de 2012 concluyó que la mayoría de la evidencia sobre pacientes con TDAH no mostraba ningún beneficio de los PUFAs.

No obstante, los autores de la revisión sí encontraron evidencia de cierta mejora de los síntomas con un tratamiento combinado de EPA, DHA y una pequeña cantidad de omega-6.

Otra revisión sugirió que la administración de ácidos grasos omega-3 puede proporcionar un mayor beneficio en aquellos pacientes con TDAH grave, al utilizar los omega-3 para reducir la dosis de los fármacos estimulantes y los efectos adversos asociados.

A pesar de la evidencia inconsistente a causa de los problemas metodológicos de los ensayos controlados aleatorizados, la evidencia actual sugiere un posible beneficio de la suplementación con PUFAs en los tratamientos habituales para el TDAH.

Sin embargo, la calidad general de la evidencia es baja y no se pueden ofrecer recomendaciones concluyentes.

También es importante destacar que la suplementación con PUFAs no debe recomendarse como reemplazo de los tratamientos con evidencia más sólida.

Los ácidos grasos omega-3 suscitaron gran interés y entusiasmo. Sin embargo, mi experiencia personal es que, aunque suelen ser bien tolerados, cuando los utilicé para el TDAH, la depresión, el trastorno bipolar o la ansiedad, los beneficios fueron escasos o nulos.

Dosificación y administración.

Todavía no se determinaron las dosis estandarizadas eficaces de los ácidos grasos omega-3, pero entre 1 g/día y 2 g/día, con una proporción de 2:1 de EPA y DHA, se considera una dosis adecuada en niños.

Los suplementos de ácidos grasos omega-3 deben tomarse con alimentos ricos en grasas para aumentar su absorción.

Las recomendaciones actuales sugieren que los ácidos grasos omega-3 deben tomarse durante un mínimo de tres meses para evaluar los efectos del tratamiento. Sin embargo, es preferible tomarlos durante seis meses.

Los efectos adversos de los ácidos grasos omega-3 suelen ser leves y los más frecuentes son molestias gastrointestinales leves, como heces blandas, así como sabor a pescado o eructos con sabor a pescado.

Sin embargo, los ácidos grasos omega-3 también pueden disminuir la agregación plaquetaria y prolongar el tiempo de sangría, por lo que deben utilizarse con precaución en pacientes que toman anticoagulantes.

A pesar de los resultados inconsistentes, la evidencia actual sugiere que la suplementación con omega-3 proporciona cierto beneficio en niños y adolescentes con trastornos afectivos o TDAH.

Sin embargo, la calidad general de la evidencia es baja y no se pueden ofrecer recomendaciones concluyentes.

También es importante destacar que la suplementación con omega-3 no debe recomendarse como reemplazo de los tratamientos habituales con evidencia más sólida.

Los efectos adversos de los ácidos grasos omega-3, afortunadamente, suelen ser leves, aunque pueden disminuir la agregación plaquetaria y prolongar el tiempo de sangría, por lo que deben utilizarse con precaución en pacientes que toman anticoagulantes.

Si bien se requiere más evidencia a partir de nuevos ensayos controlados aleatorizados, la suplementación con omega-3 podría ser razonable en jóvenes con trastornos afectivos, trastorno del espectro del autismo y TDAH.  

Referencias

  • Rosenberg, D., & Gershon, S. (2012). Pharmacotherapy of child and adolescent psychiatric disorders. John Wiley & Sons.
  • Haller, H., Anheyer, D., Cramer, H., & Dobos, G. (2019). Complementary therapies for clinical depression: An overview of systematic reviews. BMJ Open, 9(8), e028527. 
  • Nemets, H., Nemets, B., Apter, A., Bracha, Z., & Belmaker, R. H. (2006). Omega-3 treatment of childhood depression: A controlled, double-blind pilot study. The American Journal of Psychiatry, 163(6), 1098–1100.
  • Potter, M., Moses, A., & Wozniak, J. (2009). Alternative treatments in pediatric bipolar disorder. Child and Adolescent Psychiatric Clinics of North America, 18(2), 483-514.
  • Lofthouse, N., Hendren, R., Hurt, E., Arnold, L. E., & Butter, E. (2012). A review of complementary and alternative treatments for autism spectrum disorders. Autism Research and Treatment, 2012, 1-21.
  • Arnold, L. E., Hurt, E., & Lofthouse, N. (2013). Attention-deficit/hyperactivity disorder: Dietary and nutritional treatments. Child and Adolescent Psychiatric Clinics of North America, 22(3), 381-402.

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