Antipsicóticos e inhibidores de la colinesterasa para los SPCD

Lauren B. Gerlach, D.O., M.S.

Profesora asistente de psiquiatría, Division of Geriatric Psychiatry, 
University of Michigan,
Ann Arbor, MI

• Utilizar la menor dosis efectiva de antipsicóticos para tratar los SPCD.
• Cuando sea posible, intentar reducir la dosis gradualmente.
• Los antipsicóticos se asocian con otros efectos adversos además de la etiqueta de advertencia de la FDA sobre el aumento de la mortalidad.
• En pacientes con demencia por EP o DCL se deben usar antipsicóticos con menor bloqueo D2.
• Los inhibidores de la colinesterasa y la memantina demuestran una mejora estadísticamente significativa de los SPCD, aunque con un impacto clínico limitado.

A continuación profundizaremos un poco más en algunas clases de psicofármacos y en la evidencia que existe para tratar las alteraciones del comportamiento en la demencia.

Empecemos hablando de los antipsicóticos.

Generalmente, el rango de dosis inicial de estos fármacos va a ser de un cuarto a la mitad de la dosis inicial habitual para un adulto. Por ejemplo, en el caso de la risperidona podríamos empezar con 0,125 mg/día o 0,25 mg/día.

Los antipsicóticos presentan riesgos, más allá de la etiqueta de advertencia de la FDA sobre la mortalidad, siendo algunos de ellos el deterioro cognitivo, la sedación y la dificultad en la marcha.

Además presentan riesgos como las caídas y, también, hay una asociación con un mayor riesgo de accidente cerebrovascular.

Los antipsicóticos, como clase farmacológica, pueden causar prolongaciones del intervalo QTc y efectos adversos metabólicos como aumento de peso, dislipidemia y diabetes.

Aunque algunos de estos efectos adversos pueden resultar menos preocupantes en pacientes con una menor esperanza de vida, sabemos que el tiempo que transcurre desde el momento del diagnóstico hasta la muerte puede ser bastante variable para los pacientes con demencia.

Mencionaré ciertas precauciones relativas a la enfermedad de Parkinson y a la psicosis por demencia con cuerpos de Lewy.

En estas situaciones, los pacientes tienden a ser muy sensibles a los antipsicóticos y pueden tener un empeoramiento significativo de los síntomas extrapiramidales.

Por lo general, comenzaremos con dosis muy bajas de antipsicóticos y, como mencioné, utilizaremos fármacos con un menor bloqueo D2. Además, sabemos que los posibles efectos adversos extrapiramidales o motores de estos fármacos no son iguales, y que los antipsicóticos como la clozapina y la quetiapina tendrán menor probabilidad de provocar estos efectos comparados con otros antipsicóticos más típicos, como la risperidona y el haloperidol.

Esta es también una situación en la que los inhibidores de la colinesterasa, como la rivastigmina o el donepezilo, pueden ser bastante útiles. Estos inhibidores han demostrado cierta mejoría, especialmente en el tratamiento de las alucinaciones visuales en la demencia por enfermedad de Parkinson y en la demencia con cuerpos de Lewy.

La pimavanserina es un antipsicótico nuevo que salió al mercado hace unos años. Tiene un mecanismo de acción novedoso, ya que no tiene bloqueo D2 y funciona como agonista inverso selectivo del receptor 5-HT2A.

Generalmente, el rango de dosis comienza en 17 mg/día con una dosis máxima de 34 mg/día.

Este antipsicótico puede ser útil, ya que no causa importantes efectos adversos extrapiramidales.

Sin embargo, es importante tener en cuenta que tiene la misma etiqueta de advertencia de la FDA, respecto al aumento de la mortalidad, cuando se utiliza para tratar los comportamientos relacionados con la demencia. Además, también provoca prolongación del intervalo QTc.

Los inhibidores de la colinesterasa y la memantina, generalmente son fármacos que se utilizan para ayudar a ralentizar la progresión del deterioro cognitivo en la demencia en un periodo de seis a ocho meses.

Estos fármacos también pueden utilizarse para tratar los síntomas conductuales de la demencia.

Estos fármacos tienen algunos efectos adversos que deben tenerse en cuenta.
Los efectos adversos más comunes de los inhibidores de la colinesterasa, como el donepezilo, son los gastrointestinales como las náuseas, los vómitos y la diarrea. El cerebro posee una gran cantidad de neuronas colinérgicas y, el intestino, también posee una gran cantidad.

Este fármaco y los efectos adversos gastrointestinales relacionados con él, pueden causar una disminución del apetito y la pérdida de peso.

También hay que tener en cuenta la bradicardia, así como la confusión, el dolor de cabeza y los mareos.

En términos de cómo estos fármacos mejoran las alteraciones del comportamiento en la demencia, se han realizado varios metaanálisis que demuestran que hay una reducción estadísticamente significativa en las puntuaciones de los síntomas del comportamiento, utilizando el Inventario Neuropsiquiátrico.

En general, los inhibidores de la colinesterasa redujeron la puntuación del Inventario Neuropsiquiátrico en 1,7 puntos. Sin embargo, el Inventario Neuropsiquiátrico es una escala que va de 0 a 144. Por lo que una reducción de 2 puntos en esta escala, aunque es estadísticamente significativa, tiene un tamaño del efecto muy pequeño.

Dicho esto, creo que probablemente todos hemos tenido experiencias en las que estos fármacos han sido útiles para nuestros pacientes. Lo que sucede es que el estudio global demostró que la reducción real de los síntomas es bastante escasa.

Pasemos a los puntos clave.

Los médicos deben intentar utilizar la menor dosis efectiva de antipsicóticos para tratar los síntomas conductuales y psicológicos de la demencia e intentar reducir la dosis gradualmente cuando sea posible.

Los antipsicóticos se asocian con otros efectos adversos además de la etiqueta de advertencia de la FDA de los EE. UU. sobre el aumento de la mortalidad.

En pacientes con demencia por cuerpos de Lewy o con demencia por enfermedad de Parkinson se debe tener especialmente en cuenta el uso de antipsicóticos con menor bloqueo D2.

Los inhibidores de la colinesterasa y la memantina demuestran una mejora estadísticamente significativa de los síntomas conductuales y psicológicos de la demencia, aunque con un impacto clínico un tanto limitado.

Referencias

  • Gerlach, L. B., & Kales, H. C. (2020). Managing behavioral and psychological symptoms of dementia. Clinics in Geriatric Medicine, 36(2), 315-327.
  • Trinh, N., Hoblyn, J., Mohanty, S., & Yaffe, K. (2003). Efficacy of cholinesterase inhibitors in the treatment of neuropsychiatric symptoms and functional impairment in Alzheimer disease. JAMA, 289(2), 210.

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