Diagnósticos diferenciales de las conductas explosivas: trastornos afectivos, de ansiedad y destructivos de la conducta

Carrie Vaudreuil, M.D.

Psiquiatra infantil y de adultos, Psychopharmacology and Adult ADHD Clinic,  
Massachusetts General Hospital;  
Directora del Massachusetts Child Psychiatry Access Program;
Instructora en Harvard Medical School

  • En los niños con trastornos afectivos, las conductas explosivas suelen ir asociadas con cambios en el estado de ánimo, el sueño, el apetito, la energía y el funcionamiento.
  • En los niños con trastornos destructivos de la conducta, las conductas explosivas suelen producirse en respuesta a la puesta de límites.

En esta charla vamos a hablar acerca de los diagnósticos diferenciales de las conductas explosivas y, en particular, vamos a hablar de los trastornos psiquiátricos que pueden causar o contribuir a las conductas explosivas. Luego vamos a profundizar en los trastornos afectivos, de ansiedad y destructivos de la conducta y en cómo las conductas explosivas pueden presentarse en estos.

Los diagnósticos diferenciales psiquiátricos de las conductas explosivas son extremadamente amplios.

En primer lugar, hay que considerar los trastornos afectivos, incluidos los trastornos depresivos, el trastorno bipolar y el trastorno de desregulación destructiva del estado de ánimo.

También, hay que tener en cuenta todos los trastornos destructivos de la conducta, como el TDAH, el trastorno negativista desafiante y el trastorno de la conducta.

Asimismo, hay que considerar los trastornos de ansiedad, el TEPT, el trastorno del espectro del autismo, los tics y el síndrome de Tourette, el consumo de sustancias, los trastornos del aprendizaje y la discapacidad intelectual.

De modo que existen numerosos trastornos psiquiátricos que pueden presentar conductas explosivas.

En primer lugar, vamos a hablar de los trastornos afectivos y de ansiedad. ¿Cómo se puede evaluar si un niño que presenta conductas explosivas tiene o no un trastorno afectivo o de ansiedad?

Lo primero que debemos buscar es si el niño tiene un afecto deprimido, fuera de lo habitual o cambiante que persiste fuera de los episodios explosivos.

Por ejemplo, un niño que tiene un afecto triste o deprimido la mayor parte del tiempo, está irritable la mayor parte del tiempo, está ansioso la mayor parte del tiempo o está eufórico la mayor parte del tiempo, y este estado de ánimo parece ser diferente a su afecto habitual y, nuevamente, este estado de ánimo persiste fuera de los episodios explosivos.

Si un niño presenta estos síntomas, es posible que se deba considerar un trastorno afectivo o de ansiedad.

Además, se debe buscar cualquier síntoma asociado que pueda indicar un trastorno afectivo o de ansiedad, por ejemplo, cambios en el sueño, en el apetito, en la energía, en el funcionamiento y si tiene preocupaciones excesivas.

En los trastornos afectivos y de ansiedad, las conductas explosivas suelen estar desencadenadas por una causa conocida. Sin embargo, puede que esta causa conocida no justifique la conducta explosiva. Por ejemplo, la explosión puede ser desproporcionada en relación a lo que la desencadenó, es decir, algo que normalmente podría causar un poco de irritabilidad puede provocar una gran explosión.

Sin embargo, a veces en los trastornos afectivos y de ansiedad, las conductas explosivas también pueden presentarse sin motivo alguno o el factor desencadenante de la situación puede no ser evidente para los padres o los adultos o, incluso, para el niño.

Otros de los diagnósticos diferenciales de las conductas explosivas son los trastornos destructivos de la conducta, como el TDAH, el trastorno negativista desafiante y el trastorno de la conducta.

Los trastornos destructivos de la conducta suelen caracterizarse por la impulsividad emocional y la autorregulación deficiente.

De modo que cuando me refiero a la impulsividad emocional, lo que quiero decir es que estos niños suelen pasar de 0 a 100 muy rápidamente cuando se desregulan.

La autorregulación deficiente significa que una vez que el niño está desregulado, no puede volver a calmarse. Estas características se presentan en el TDAH, pero también pueden observarse en el trastorno negativista desafiante y en el trastorno de la conducta.

En los trastornos destructivos de la conducta, los arrebatos emocionales suelen ser desencadenados por un motivo, a menudo la puesta de límites o las restricciones relacionadas con las actividades de interés. Entonces, uno de los ejemplos más comunes que vemos en la clínica es cuando se les dice a los niños que no pueden jugar más a los videojuegos, que tienen que dejar el videojuego. Asimismo, un arrebato puede desencadenarse cuando se les pide que realicen una actividad que no les agrada, como prepararse para el colegio o hacer los deberes, en lugar de jugar con los amigos, jugar a los videojuegos, jugar al aire libre, etc.

En algunas situaciones, las explosiones pueden ser interpretadas por los padres y cuidadores como manipulaciones o que el niño las utiliza para conseguir algo que quiere o necesita. Por ejemplo, cuando se le dice a un niño que haga algo que no quiere hacer o se le pide que deje de hacer algo que le gusta y tiene una explosión, un padre o cuidador puede percibirlo como una conducta manipuladora.

Las explosiones suelen ser desproporcionadas en relación a lo que se esperaría. Es posible que veamos una gran explosión que implique gritos, portazos y, a veces, arrojar objetos o violencia física.

Los puntos clave de esta charla son los siguientes:

  1. En los niños con trastornos afectivos, las conductas explosivas suelen ir asociadas con cambios en el estado de ánimo, el sueño, el apetito, la energía y el funcionamiento, que deben persistir entre los episodios explosivos.
  2. En los niños con trastornos destructivos de la conducta, las conductas explosivas suelen producirse en respuesta a la puesta de límites y pueden ser interpretadas por los adultos como manipulaciones.

Referencias

  • Vaudreuil, C., Farrell, A., & Wozniak, J. (2021). Psychopharmacology of treating explosive behavior. Child and Adolescent Psychiatric Clinics of North America, 30(3), 537-560.
  • Radwan, K., & Coccaro, E. F. (2020). Comorbidity of disruptive behavior disorders and intermittent explosive disorder. Child and Adolescent Psychiatry and Mental health, 14, 24.

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